SIGMUND FREUD Y LAS CAPAS DE CONSCIENCIA


Con importantes influencias y aportes, llegó a ser considerado padre y creador del psicoanálisis. Es así que originalmente Sigmund Freud (Nacido en 1,856 en la antigua Checoslovaquia y fallecido en Inglaterra en 1,939), relaciona el aparato psíquico del ser humano con el modelo topográfico, y lo divide en tres capas: Consciente, subconsciente e inconsciente.
 
Consciente: Nos encontramos frente a la región psíquica en la cual las percepciones que recibimos del mundo exterior se hacen conscientes para nosotros de forma genérica, es decir, es el grupo de vivencias de las que el sujeto puede dar cuenta mediante un acto de percepción interna.
La parte consciente de nuestra mente la conocemos bien, pues es el estado de vigilia donde los ciclos cerebrales oscilan entre 14 y 30 cps llamado también estado Beta y está asociado a la preocupación, ansiedad, stress, y los reflejos de la vida cotidiana. Ahí se encuentran la atención, los sentidos, la conciencia de ser y de estar y la racionalidad. Se centra en un hecho subjetivo que puede ser comunicado mediante el lenguaje o la conducta especifica según la persona, que acepta y reconoce el proceso para estipular posteriormente un comportamiento, dentro de la capa más superficial de la mente.

Subconsciente: Llamado también pre-consciente. Nos encontramos frente a la región psíquica en la cual las percepciones que recibimos del mundo exterior se hacen conscientes al interior propio, siempre que hayamos realizado un esfuerzo de atención. Es la parte inaccesible al consciente que presenta manifestaciones instintivas y condiciona los comportamientos; también se considera como el origen de nuestras creaciones y de los fenómenos parapsicológicos.
El subconsciente intenta crear un muro que limita el paso a los anhelos y deseos, para evitar que la persona reaccione de forma instintiva y pueda valorar otros factores de interés.

Inconsciente: Conocido inicialmente en 1,751 con la acepción de “No consciente”, trata luego con Freud, de la unión de todos los contenidos mentales que no formarán parte de la consciencia, a causa de los límites represivos impuestos y que sólo se abre paso a la conciencia a través de asociaciones, como por ejemplo los sueños, los actos fallidos y los síntomas. Esto es debido a que dichos contenidos mentales son percibidos como amenazantes o inaceptables, que censura y no deja, salvo en casos extremadamente concretos, que lleguen a ser nunca conscientes; la acción de ordenar es un ejemplo más claro.

Por ello, Sigmund Freud aducía de que el hombre era la suma de sus traumas de la primera infancia, o los siete primeros años de vida, que son fundamentales en la formación de la personalidad de todos los hechos vivenciales como de tristezas y alegrías. Absolutamente todo va siendo archivado en el ser, incluso desde los tres meses de vida intra-uterina.
Durante el transcurso de su crecimiento, la mente va almacenando todos los sentimientos que el mundo exterior le va produciendo.

Se cree que en las fobias hay un motivo aparente de angustia, pero es solo una razón camuflada, ya que en realidad el motivo traumático que la origina es desplazado al inconsciente del individuo, permaneciendo allí, olvidado por el consciente, lo cual provoca una reacción de angustia cuando se enfrenta a determinado estímulo. Por ello, es preferible para muchos afrontar determinadas situaciones del pasado, de modo tal, que las tres capas cerebrales se mantengan expectantes y libres para nuevas experiencias.